martes, 3 de enero de 2012

EL AMOR Y LA Taxi Driver

Joe Batten

EL AMOR Y LA Taxi Driver

El otro día estaba en Nueva York y viajar con un amigo en un taxi.Tan pronto como nos fuimos, mi amigo me dijo, refiriéndose al conductor:

- Muchas gracias por el viaje, conducir un buen coche.

Por un momento el silencio atónito taxista y luego respondió:

- Yo no se burlan si me necesitas, tío listo?

- No, mi amigo, yo no voy a jugar. Acabo de contemplar cómo se las arreglan para mantener la calma en un gran flujo de tráfico.

- Ah - dijo el conductor y siguió conduciendo.

- Bueno, ¿qué significa todo esto? - Le pregunté.

- Quiero devolver el amor en las calles de Nueva York, - dijo. - En mi opinión, esto es lo único que puede salvar la ciudad.

- ¿Y cómo es que un hombre puede salvar a Nueva York?

- Y yo no soy el único. Estoy seguro de que el taxista recogió el estado de ánimo durante el día. Supongamos que durante este tiempo puede levantar veinte pasajeros. Se amable con ellos porque alguien fue amable con él. Sin embargo, estos pasajeros, a su vez, se comportan de forma más amable con sus empleados o comerciantes o meseros en restaurantes, o incluso con sus propios familiares. Como resultado de ello, por lo menos un millar de personas se beneficiarán de las manifestaciones de una sola unida gubernamentales de buena voluntad.

- Pero usted tiene que confiar en el hecho de que el taxista a su buena voluntad de otros.

- No, en absoluto, - respondió mi amigo. - Yo sé que mi método no siempre funciona perfectamente, pero si un día voy a comunicar con, digamos, diez personas diferentes y puede hacer feliz al menos tres de cada diez, que en última instancia, afectan el estado de ánimo de los otros tres mil.

- Es decir, todo se ve sin problemas - me confesó - pero que no está seguro de que esto funciona en la práctica.

- Aún así, nada se había perdido. ¿Cuánto tiempo necesita para alabar al hombre por su trabajo? No importa el tamaño de la punta de esta no va a aumentar y no disminuir. Si él sigue haciendo oídos sordos a mis palabras, ¿y qué? Mañana en su lugar habrá otro taxista, que puede volver a probar suerte.

- Y usted, veo toughie - comenté.

- Esto sólo muestra cómo se convierte en un cínico. Ya he pasado un estudio. ¿Qué te parece lo que más falta para que nuestros empleados postales - sin contar el dinero, por supuesto? Nadie, llegando al puesto, no decirle a la gente que trabaja allí, lo bien que hacer frente a sus responsabilidades.

- Y en mi opinión, que frente a ellos muy mal.

- Si los manejan mal, fue sólo porque todos sus esfuerzos pasan desapercibidos. ¿Por qué no alguien que les asigne por lo menos una buena palabra?

Pasamos junto a una casa en construcción y se dio cuenta cinco trabajadores, que se comen su desayuno. Mi amigo se detuvo.

- Excelente trabajo, muchachos. Lo que debe ser un negocio difícil y peligroso!

Trabajo con recelo miraba a mi amigo.

- Y cuando la casa se ha completado?

- En junio, - gruñó uno de ellos.

- ¡Ah! Se ve muy impresionante. Todos ustedes tienen algo para estar orgullosos de.

Y que siguió su camino.

- No he visto nada igual desde entonces, se veía como "El hombre de La Mancha".

- Cuando la gente empieza a pensar en mis palabras, es probable que se sienta mejor. De cualquier manera, su buen humor se beneficiarán de la ciudad.

- Pero usted no puede tener éxito sin los ayudantes! - Me respondió. - Porque hiciste una!

- Lo más importante - no se desespere. Por supuesto, para hacer que la gente en la gran ciudad bien - no es una tarea fácil, pero si puedo participar en su campaña de otros ...

- Sólo le guiñó un ojo a una mujer muy fea - me comentó.
- Sí, lo sé - respondió mi amigo. - ¿Y si esta mujer - una maestra, sus alumnos esperan que un día fantástico.

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